martes, 19 de abril de 2011


Cuando el trabajo colectivo se realiza sin  fin a los resultados, solo por el simple hecho de aportar a la comunidad el apoyo para sus necesidades básicas, entonces sucede la grandiosidad de la unidad de donde surgen todos los miles de años  arraigados desde lo más profundo de la tierra de ser hombro con hombro con cada ser sin poder ser disgregados por ningún aparato ideológico.
En la constancia de este ejercicio se desvanece todo ataque de avidez y el hombre entonces se siente mas seguro por que son muchos y son Uno. Queoquina.

6 comentarios:

  1. Esa es la clave... sin espíritu de provecho...
    Entonces todo lo que sucede, se acepta, es perfecto!
    Gracias Queo! Un abrazo!

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  2. Ese es un ejercicio sanísimo. Uno se olvida de sí y le abre la puerta al sentido de nosotros que, aun siendo aun una irrealidad, prepara el camino para la comprensión de la unidad fundamental.

    ¡Que bueno Georgina!. Un abrazo.

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  3. ..."ser hombro con hombro"...así lo veo también Queo, y para eso no hacen falta estructuras, ni programas, ni mucho menos ideologías, en la simplicidad del diario vivir aparecen las oportunidades de vertir todo el amor que somos.
    Un abrazo.

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  4. Esa, quizá, es la lección que venimos a aprender: la cooperación, el compartir, que unos no son más que otros, que no existen las diferencias más que como conceptos mentales y más allá de ellas, nos mueve la misma energía, el mismo destino, la misma naturaleza.
    Gracias hermana Queoquina!
    Un abrazo.

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  5. Sí, coincido con Victoria. Esa es la lección que debemos aprender. Y en cuanto lo hagamos, cambiará toda la base de la sociedad. Entonces, como tú dices, Queoquina, el hombre se sentirá más fuerte, porque somos muchos y porque somos Uno.
    Un abrazo…

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  6. Amigos, que así sea, todos ponemos el grano de arena con la perseverancia, reciban un gran abrazo.

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